miércoles, 22 de noviembre de 2006

LOS AMIGOS QUE NUNCA PERDÍ





Cuando los conocí cursaba el segundo año de estudios de derecho en la Universidad. Yo era un inicial espectador lejano de un pequeño grupo de amigos que realizaba todas sus actividades juntos. Los recuerdo sentados todos en el sector derecho del aula en referencia a la cátedra. Manejaban una relación tipo cenáculo, donde nadie podía ingresar sin que antes superara la aprobación del grupo. No recuerdo en que momento me uní a ellos o si es que pasé algún tipo de “prueba”, pero lo cierto es que terminé conociendo a personas extraordinarias.

Giuliana, Erick, Percy, Lucy y Goyo se constituyeron a partir de esa época en mis mejores amigos y felizmente lo son hasta el día de hoy. Cómo olvidar tantas experiencias de convivencia diaria durante los años de Universidad. Los sueños de esas épocas, la fundación de la Asociación Justicia & Derecho, las madrugadas de desvelo de estudios, las fiestas, las borracheras típicas, los exámenes, las horas y horas de tertulia, los viajes anuales a Chincha para el día de la canción criolla, las tristezas, las ausencias temporales, entre otras cosas.

Ellos tambien son mis hermanos y tengo la dicha de contar con su amistad incondicional hasta el día de hoy pese a que por cuestiones personales cada quien asumió rumbos distintos y no nos frecuentamos con la frecuencia de antes. LA AMISTAD SIEMPRE ESTA VIVA.

La amistad es una de las principales riquezas del alma. Tener buenos amigos es como poder respirar ya que las amistades sinceras están contigo en las buenas y malas, nutren nuestra existencia con su apoyo, cariño, ayuda y también con consejos pertinentes cuando se cree que no estamos por el camino correcto.

Todos los que conformamos el grupo de esos años sabemos bien el significado de la palabra amistad y lo que involucra realmente; tenemos presente que por más éxito profesional que podamos alcanzar, siempre seremos los mismos chicos sencillos y de alma limpia de la época universitaria que compartían el almuerzo en la cafetería de nuestra querida facultad de Derecho mientras nos reíamos por los sucesos y anécdotas de la vida de cada uno. Tambien sabemos que al igual que aquellas epocas, siempre existira en cada uno de nosotros una voz de aliento y apoyo en los meomentos amargos. ¿Recuerdan esa oración en el Centro de Estudiantes?.
Dicen que quien encuentra un amigo encuentra un tesoro. Por ello, me considero un hombre afortunado, pues en el camino de mi vida encontré varios tesoros que conservo hasta el día de hoy muy bien resguardados en la bóveda de mi alma.

Los quiero chicos y los tengo presente siempre.

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